jueves, 18 de diciembre de 2014

Corazón de Dragón_ Capítulo 1




Capítulo 1
               
                La luz de las velas hacía bailar las sombras sobre la pared de piedra. Miriam caminaba a paso lento a través de un largo pasillo que le llevaría hasta la cámara donde descansaba el viejo dragón cascarrabias. La negra túnica atada con un cinturón de oro delataba su lugar como discípula de Deymaran, el cabello negro amarrado en una apretada coleta baja y cubierta por la capucha apenas si permitían ver la punta de su nariz y los labios llenos de su boca en forma de corazón.
—Hasta que llegas— refunfuño el dragón cuando vio a la joven entrar al abrirse mágicamente las pesadas puertas de hierro forjado.
—Siempre al servicio de mi señor— bajo la cabeza de manera que la capucha impidiera ver la media sonrisa que se formaba en rostro.
Deymaran estaba recostado cuan largo era, sus veinte metros cubiertos por una fina capa de plumas de colores que con el tiempo perdieron su brillo, sus largos bigotes dejaban ver unos colmillos que sobresalían de sus mandíbulas—¿Te estas burlando de mí? — un gruñido bajo hizo vibrar las piedras de la cámara.
        La joven discípula se reservó el comentario, a veces era mejor no halarle los bigotes al viejo dragón— Sería incapaz de una cosa así— levanto el rostro, la tela de su vestimenta impedía que pudieran verse sus ojos.
— Descúbrete la cabeza— ordeno sin dejar su mal humor, los grandes ojos dorados no le perdían pista al pequeño cuerpo femenino que estaba de pie a escasos metros.
—Como ordene, mi señor— respondió mientras echaba hacia atrás la capucha, dejando ver su delicado rostro y sus grandes ojos verdes.
El dragón volvió a colocar su gran cabeza muy parecida a la de un león sobre el arenero que era su lugar favorito— Ya estoy viejo para tus necedades—, bufó levantando la arena con su aliento—deberías tenerle más consideración a mis viejos huesos.
—Para cualquiera que no le conozca— se encogió de  hombros— pero a mí no me engaña, maestro, es usted es un dragón joven.
La risa ronca del místico animal hizo vibrar el aire— Niña zalamera—, sacudió las plumas de colores metálicos que cubrían su largo cuerpo serpentino— tráeme ese libro que esta sobre la mesa.

        Miriam desvió la vista para ver el lugar donde señalaba con su garra el dragón. El libro era un pesado tomo encuadernado en cuero, no hacía falta ser adivino para suponer que aquello era antiguo. Caminando hasta la mesa tomo el libro, colocándolo luego en un  pedestal  frente al lugar donde descansaba el dragón— ¿Qué debo buscar?
        Deymaran levanto su vista para observar el techo trasparente de su cámara, por el cual podía ver el cielo nocturno plagado de estrellas titilantes— Voy a extrañarte, pequeña discípula— sus palabras estaban plagadas de añoranza.
        —No pienso marcharme—, puso sus manos sobre el libro cerrado— deseo tomar los votos y quedarme aquí para siempre, mi señor.
        —Para hacerlo se debe ser libre—, explico una vez más lo que había repetido siempre que ella sacaba a relucir el tema— no sé es libre cuando solo se conoce una opción. Se es realmente libre cuando hay más de un camino para escoger.
        Miriam lucho con todas sus fuerzas para no rodar los ojos, estuvo a punto de felicitarse así misma por abstenerse de un acto tan infantil— Yo puedo recordar cuando vivía fuera de estos muros— prefirió replicar— no hay nada fuera de aquí que me tiente a regresar.
        La carcajada de la enorme criatura dejaba ver los largos  y filosos dientes— Lo dice una nena que ha crecido entre viejos mojes y soldados que todavía piensan que eres un bebé de brazos.
—No sé a qué viene el comentario— protesto levantando una de sus arqueadas cejas.
—Ves—, habló entre carcajadas el viejo dragón— todavía no estas preparada para tomar los votos… No sabes de lo qué te pierdes dentro de estas paredes.
Miriam conocía lo suficiente a Deymaran como para saber cuándo dejar las cosas por la paz— Sigamos con el asunto que me hizo buscar este libro—le dedico toda su atención al objeto en mención.
El viejo dragón dio unas cuantas carcajadas más antes de que su rostro felino tomara una expresión seria— Habré y dime que ves en entre sus páginas.
Cuando recién abrió, no vio más que hojas en blanco. Luego, poco a poco, comenzó a observar ilustraciones que pasaban de ser simples sombras a imágenes definidas. En ellas vio a un hombre que luchaba a muerte con unas criaturas sin forma, su espada golpeaba a la nada mientras las cosas que parecían hechas del mismo material que la bruma, reaparecían clavando filosas garras en sus carnes. Pasando a la siguiente página pudo ver la imagen de la biblioteca vista desde el aire.
¿Qué es esto? — pregunto sin entender realmente de que trataba todo aquello.
—De todo lo que hay en esta biblioteca—, explico Deymaran con gran ceremonia— esta es una de las cosas más valiosas… En ella puedes ver atisbos…
—¿Atisbos? —continuo buscando en las hojas sin encontrar nada más— Otra vez sus páginas estaban en blanco.
—Es momento de que lo cierres—ordeno.
Miriam obedeció al viejo dragón—¿Qué es lo que vi?
El dragón se recostó sobre el arenero, sus cortas patas a cada lado de su cabeza— El libro te deja ver breves imágenes de cosas que pasaron, que pasan o que pueden llegar a pasar— el cansancio comenzaba a cerrar sus ojos— Una vez que te muestre algo, debes de cerrarlo, ya que te puede atrapar llevandote a la locura.
—Es peligroso— dio un paso atrás, era mejor tenerle respeto a ciertas cosas.
—Haces bien, mi niña—felicito el dragón— eres sabía a pesar de ser tan joven.
Dando la vuelta alrededor del atril, Miriam se sentó en una piedra aplanada, junto a donde reposaba la cabeza de Deymaran— ¿Hay una razón para que yo sepa de la existencia de un libro como ese?
El mítico animal dio un gran bostezo abriendo su hocico de par en par— Si por alguna razón tienes que irte de la Gran Biblioteca—, insistió en el tema que siempre causaba discusiones entre maestro y discípula— deberás llevar el libro contigo y usarlo cuando sea necesario.
Miriam se lo pensó unos minutos—Los guardianes no me dejarían llevarme algo tan valioso—, se encogió de hombros restándole importancia a la idea—además, no creo que pueda ocultarlo bajo mis túnica, es muy grande.
—Ve, abrázalo y piensa en un objeto que te guste— su tono no permitía pensar en desobedecer.
Con serias dudas la joven se puso de pie y fue hasta el atril donde el libro descansaba. Tomando entre sus brazos el tomo, pensó en una joya que su madre acostumbraba llevar en uno de los dedos de su mano derecha. Al sentir el cambio en el peso, grito sorprendida dejando caer un anillo de oro adornado con un rubí tan rojo como la sangre.
        El dragón sonrió satisfecho — Póntelo en el dedo— dio instrucciones Deymaran— no lo separes de ti por ningún motivo.
        —¿Y cómo he de leerlo nuevamente? — junto del suelo el anillo de oro y se lo coloco en el dedo.
—Sólo revierte el proceso— volvió a bostezar el dragón— Por ahora solo márchate y déjame dormir un rato.
A Miriam en ocasiones le preocupaba la cordura del viejo dragón, no era como que lo fuera a decir en voz alta, pero solía tener cierta desconfianza de algunas ideas que se le ocurrían a la antigua criatura. Sabiendo que la plática había llegado a su fin, acaricio el anillo y se dispuso a salir. Estaba camino a la puerta cuando escucho que alguien la golpeaba sin consideración alguna, al abrir descubrió al Jefe de la Guardia que parecía bastante preocupado. Saliendo al pasillo impidió que el guerrero molestara el sueño del dragón.
—¿Qué ocurre? — cerró la puerta tras ella— El señor Deymaran esta descansando.
—Tenemos visita—, el hombre de casi dos metros lucía consternado— una de las águilas lo  arrojo a la plataforma de aterrizaje y se marchó.
Miriam arrugo el ceño, las manos en las caderas y la duda dibujada en la cara—
—¿Crees que se trate de alguno de los campesinos? — No era acostumbrado que las águilas les transportaran y menos que los arrojaran dentro.
—El hombre llevaba esto—, le entregó un cinturón con el emblema del Señor de los Dragones— por eso creí necesario consultarle al dragón que hacer con el hombre.
Miriam tomo el cinturón, estudiando el emblema de la hebilla supo  que el jefe de la guardia tenía razón— Lo mejor es consultarle.
El gruñido del dragón dio a entender que estaba despierto— Entren y dejen de murmurar allí a fuera. Al ver a ambos humanos estaban frente a él, continuo— ¿Tenemos visitas? — Los ojos dorados de la criatura brillaban con algo que Miriam no supo identificar, Deymaran se veía demasiado feliz para el bien de todos ellos.
—Una de las águilas le trajo hasta la plataforma, tanto el ave como el humano se ven algo maltratados— luego recordando el cinturón, lo coloco en el arenero, frente al dragón—El hombre llevaba esto.
Deymaran se incorporó para observar mejor el objeto— Por lo visto Gorem ha regresado.
—¿Le conoce? — el jefe de la guardia no hizo nada por disimular su sorpresa.
 Ladeando la cabeza la criatura tenía un aire de inocencia que nadie podría creer en un ser con tantos siglos encima— Digamos que le he estado esperando desde hace algún  tiempo— luego dirigiendo su sagaz mirada a la joven discípula, agregó— Te encargarás de cuidar las heridas de mi querido pariente… Él es un dragón aunque su cuerpo humano aparente otra cosa.
Miriam no supo que le causaba más sorpresa, que la enviaran a cuidar de un desconocido o que un dragón pareciera humano— ¿Quién puede confundir a un dragón con un humano?
Deymaran bufó molesto— Es una larga historia—, luego de un corto silencio, agregó— aunque con que sepas que el lleva dentro el corazón de un dragón, debe de serte suficiente.
La joven sabía que había extralimitado su comentario— Lo siento, mi señor… Iré a atender a su pariente.
Complacido por la actitud de su discípula, quiso prevenir posibles problemas— Mi sobrino tiende a tener un carácter algo especial, quiero que le cuides, recordando siempre que es mi pariente. La idea es que cuando venga ante mí lo haga sobre sus propios pies.
Miriam no pudo evitar que un escalofrío recorriera su espina dorsal— Haré lo posible por cumplir su voluntad, mi señor.
El jefe de la guardia se despidió con una leve inclinación de cabeza, marchándose de allí hacia su puesto. Si el dichoso sobrino del Dragón era como para advertirle a la joven discípula, aquello prometía tormenta dentro de las gruesas paredes de la Gran Biblioteca.



__________________________________________________

No hay nada más emocionante que el comienzo de una nueva aventura literaria...
Gracias por acompañarme en este camino que inicia.
Att:
Aurora Taely
 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Resumen de la Novela: Corazón de Dragón






 Resumen del libro

Una niña es educada por un viejo dragón dentro de las paredes de la Gran Biblioteca, en ese acestral lugar se siente segura y desea a sus veinte años tomar los votos para vivir allí para siempre    Sus planes se ven frustrados por culpa de un intruso que resulta ser pariente de su maestro, un joven gallardo y orgulloso que no deja de recordarle que ella es un simple humano  que no merece estar al servicio del más sabio dragón con vida.    

Él joven ha llegado hasta allí a pedir ayuda ya que se han quedado sin hembras para procrear en su clan, busca la razón que hace que esto suceda.

 El viejo dragón le habla en acertijos y le dice que su joven discípula es muy capaz de ayudarle con su problema. Envía a la joven a acompañar al dragón en la búsqueda de respuestas hasta el templo de la Diosa Estel, no sin antes advertir que el viaje debe ser hecho por ellos juntos, sin separarse. El dragón jura que traera a la discípula del sabio Deymaran sana y salva de regreso hasta la Gran Biblioteca..

    
____________________

Esta novela está en construcción…
Así que es el momento exacto para ayudarme con sus comentarios para agregarle o quitarle algo al relato…
Los reto a escribir junto conmigo esta historia, a vivir la hermosa aventura de escribir.

Att:
Aurora Taely